El hermano Lawrence fue un hombre humilde que describió el grandísimo secreto de vivir el Reino de Dios aquí en la tierra. El arte de "practicar la presencia de Dios de una manera constante." Él afirmó repetidas veces que es Dios quien se dibuja en lo más recóndito de nuestra alma. Sólo debemos abrir nuestro corazón para recibir a Dios y a su presencia amorosa.
Por casi trescientos años, este inigualable clásico ha aportado instrucción y bendición a quienes no se contentan sino con el conocimiento de Dios en toda su majestad y la certeza de su amorosa presencia cada día.